Los paisajes de Braojos

A pesar de la reducida superficie del término municipal, de la inexistencia de grandes humedales o de terrenos agrícolas de mayor extensión, de su relieve de sierra relativamente amable, sin superar los 1850 m. y  sin crestas ni grandes barrancos, su diversidad ornitológica no es pequeña. Y es que la riqueza de aves de Braojos depende de la riqueza de sus paisajes. En este entorno de montaña, la variedad de estos se nos muestra en una vegetación que conjuga el gradiente altitudinal característico de estas áreas con los usos humanos-económicos actuales y pasados. 

Como resultado, a primera vista se observa una alternancia entre ambientes boscosos, zonas arbustivas y pastos. Cada tipo de formación vegetal cuenta con su propia comunidad de aves, su fauna propia. Hay aves de bosque, otras prefieren los arbustos y otras los terrenos abiertos, pero además en las fronteras, en los bordes, el número de especies y su densidad se incrementa. Por otro lado, en una segunda aproximación al paisaje veremos que este, en muchos casos, bien de una forma ordenada (en los prados por ejemplo), bien de una forma más espontánea, se presenta como una rica mezcla de árboles, arbustos y claros, lo que favorece una mayor diversidad de sus habitantes alados. Por último, además de la vegetación, de la existencia o no de arbolado por ejemplo, o de que especies de árboles se trate, la presencia de unas aves u otras también dependerá de la altitud, de la aparición de afloramientos rocosos, o de la presencia de cursos de agua.

No quiero dejar pasar por alto que, por paradójico que pueda parecer, aunque fácil de entender por lo ya comentado, los tercios y aquellos parajes más transformados aportarán un valor extra a este paisaje de montaña en forma de una mayor riqueza y diversidad de aves. Sin ellos no habría lugar, o muy poco, para cogujadas, terreras, alcaravanes, bisbitas campestres, collalbas, y otras especies verían reducidos sus números, como alcaudones, abubillas, abejarucos, algunos fringílidos, escribanos o gorriones por ejemplo. Una considerable extensión de los tercios están incluidos en el Hábitat de Interés Comunitario prioritario HIC6220*, el de los pastizales xerofíticos mediterráneos, asociado a un índice de biodiversidad elevado.



Dehesa boyal: finca cerrada, en su origen destinada al mantenimiento del ganado vacuno de labor, vacas o bueyes necesarios para el trabajo en las tierras de sembradura.

Ejido: terreno comunal próximo al pueblo que sirve para el ganado de los vecinos y, en ocasiones, para el descanso y guarda del ganado trashumante.

Tercio: antiguas tierras de labor, de centeno generalmente, localizadas entre las tierras de regadío y los montes. En su origen se cultivaban cada tres años, para así restar menos terreno al ganado.

Rodeo: terrenos que se riegan con el agua de una reguera (a veces de una fuente). Ahí se encontraban los linares y los huertos, en las mejores tierras junto al pueblo.

Braojos en foto aérea de 1956. Se ven áreas de la sierra sin repoblar, otras con plantaciones recientes y en buenas extensiones el repoblado aparenta estar muy crecido. No hay pinos en el Tercio Nuevo. En la Dehesa son visibles los últimos y sucesivos rodales o tranzones de corta. En general hay menos arbolado y los tercios se sembraban. Debajo estado actual del pinar repoblado.

Cuenca Alta del Arroyo Ciguiñuela o Perímetro de Braojos

En las algo más de 1000 ha de este monte, el proceso de reforestación se inició de forma relativamente temprana. En 1913 se produce la primera adquisición de tierras por parte del Estado, 300 ha, aunque la mayoría se produjeron entre 1935 y 1955. Curiosamente se trataba de tierras que fueron sometidas a desamortización a mediados del siglo XIX. De esta forma, tierras privatizadas por políticas liberales un siglo antes volvían a la titularidad pública. Tras la desamortización la superficie de las tierras públicas en Braojos era de un 13% y tras las expropiaciones para reforestar pasó a ser un 54%.

Aunque la obligación de repoblar, de llevar a cabo plantíos, se ha contemplado en regulaciones de los siglos XVI y XVIII, estas no tuvieron éxito alguno en estas tierras. En la toponimia de Braojos se observa un paraje conocido como “El Plantío” que podría tener su origen en aquellas antiguas normativas y en el que tal vez se llevó a cabo alguna repoblación o intento de repoblación

Tramo alto del arroyo de la Ciguiñuela. Tierras no hace mucho habitadas por osos y ciervos.

La reforestación de las altas vertientes de la cuenca del Lozoya tenía como objetivo reducir el enturbiamiento de su río, principal proveedor de agua a Madrid, y esta era una preocupación de los ingenieros de montes desde el siglo XIX.

En la actualidad Braojos es el municipio más afectado por la erosión dentro de la Comarca de Buitrago, con un 30% de los procesos erosivos de ésta. De las 2490 ha. del término municipal, 976 están declaradas como Zonas de Erosión Significativa (ZES). Braojos cuenta con 1764 ha de Zonas de Protección Hidrológica (Plan General de Braojos. Documento de Avance. 2019. Tomo I).

Zona de monte en la Dehesa Boyal de Braojos. 

En mis inicios, en mis primeras excursiones incluyendo aquellas en las que nos aventurábamos de niños, los rebollos estaban aún mucho más apretados formando densos tallares, estado en el que también aparecían en algunas zonas del Ejido.

Vista aérea de buena parte de la Dehesa Boyal en 1975. Se observa una zona de corta, para suertes de leña, y la ubicación de numerosas carboneras, que aparecen como puntos claros, pequeñas calvas en el monte, repartidas de forma bastante regular. El carboneo dejó de practicarse hacia 1950-1960. Fue una actividad económica importante debido a las necesidades de la capital y su relativa cercanía. 

Como se puede ver, en 1980 el aspecto de una extensa zona de la parte baja de la Dehesa es muy diferente. Casi a modo de curvas de nivel, aparecen unos grandes caballones (hasta nueve) consecuencia de un desmonte superficial realizado con bulldozer seguramente, que buscaba mejorar los pastos, aumentar la superficie de estos, resultando una nítida separación entre la zona adehesada y la zona de monte, un paisaje más domesticado.

Dehesa Boyal. Zona adehesada. Los troncos se ven elevados sobre el nivel del suelo.

Acebos en la Dehesa. 

La Porrilla y la Dehesa Boyal, zona alta del arroyo de la Dehesa.

Con los melojos desnudos quedan a la vista, destacando en el blanco paisaje, los rodales de acebo que aún se conservan y que probablemente eran más abundantes en la antigüedad. Los rosales y espinos del primer plano, justo por debajo del pinar de las zonas altas, forman una orla arbustiva, espinosa, que acoge a variedad de aves. En las zonas de cumbre, como las de la imagen, aparecen piornales salpicados de pequeños claros de pasto, pero estos ambientes están en retroceso en Braojos debido a las últimas repoblaciones forestales.

Fotografía aérea de la Dehesa Boyal de 1956.

Fotografía aérea de la Dehesa Boyal de 1975

Las cortas a las que se somete el monte hacen que la Dehesa cambie de aspecto entre una imagen y otra. Algunos rodales o tranzones de corta quedan separados por hileras de robles maduros que se han ido respetando en turnos anteriores y son visibles en ambas imágenes (sobre todo en la zona alta de la margen izquierda del arroyo de la Dehesa).

Los montes municipales constituyeron una pieza central del modo de vida serrano en la sociedad tradicional, razón por la que han conservado su cubierta arbórea.

Tanto la Dehesa como el Ejido, al tratarse de montes de aprovechamiento común, fueron exceptuados de la “declaración del estado de venta” que disponía la Ley Desamortizadora de 1 de mayo de 1855, sin dar opción a que fueran privatizados, y pasaron a formar parte del Catálogo de Montes de Utilidad Pública en 1862. Ante la denominada “Ley Madoz”, los ingenieros de montes de la época defendieron la importancia de los servicios y la utilidad pública de los bosques y montes de las zonas de montaña. Por lo visto, no se consiguió salvar del ansia liberal privatizador las zonas más altas de la sierra, por estar desprovistas de bosques entonces, aun cuando se intentó desde el Ministerio de Fomento de aquellos años suspender las ventas de los terrenos que, aunque sin árboles, formen las montañas, los cuales debían ser objeto de plantaciones, y de que el informe de la Junta Consultiva de Montes incluyó los piornales serranos entre los montes que no podían pasar al dominio de los particulares sin exponerse a causar grandes daños.

El Ejido aparece en la zona central de la imagen.

Como se observa en la foto, la vía del tren se comió una parte y prácticamente separó su entrada del resto del monte. En el siglo XXI se han sumado otras alteraciones: el “arreglo” poco respetuoso con el paisaje de un tramo del camino de Prádena y la construcción de instalaciones para actividades deportivas y de ocio.

Arroyo de la Ciguiñuela

Es un curioso topónimo aviar. También puede aparecer nombrado como arroyo de la Trocha o arroyo de la Trocha de la Ciguiñuela.

Las cigüeñuelas, que no son aves raras en los humedales de Madrid, evitan las zonas de montaña y no parece que pudieran ser el origen del nombre. Mas bien parece fruto de la tendencia a usar diminutivos en la comarca, como los Buitraguillo, Madarquillos, Gargantilla, Pinilla, Lozoyuela…

En el Libro de la Montería, del siglo XIV, aparece como Cigoñuela, sin embargo en ese siglo la cigüeña se denominaba cigüenna y poco después ya se escribía como ahora. Curiosamente, como cigoñal se conoce un antiguo ingenio a modo de palanca, que sirve para subir agua desde un río, canal o de un pozo. 

En la mayor parte de su recorrido forma parte de vías trashumantes. Como se aprecia en la foto, seguramente esa circunstancia tuvo como consecuencia la pérdida del rico arbolado propio de estos ambientes. Casi puedo decir que los pocos fresnos, sauces y pinos presentes los he visto crecer. 

La reguera de Gascones parte entre rocas junto al molino del Vadillo, a la izquierda se ve el arroyo de la Ciguiñuela.

Por su parte Braojos cuenta con dos regueras, la de los Collados y la del Pueblo, y tres rodeos, de los Collados, de la Puerta y de la Fuente.

Al parecer una de las herencias de la época musulmana en Buitrago fue un tribunal de aguas y Matías Fernández García especula sobre un posible origen árabe de las regueras de la comarca.

A mediados de julio de 2019 el arroyo de la Dehesa, aguas arriba de la reguera del Pueblo, no lleva agua. En los veranos de mi niñez y juventud no recuerdo haberlo visto seco.

Los cursos de agua de Braojos son de escasa entidad y cada vez parecen llevar menos caudal. Tanto el arroyo de la Dehesa como el arroyo de la Ciguiñuela son ecosistemas muy dañados, y muy valiosos. Dos regueras parten del segundo, la de Gascones y la de los Collados, y otra toma agua del primero y de las praderas del tercio, la del Pueblo. Estas no son las únicas extracciones que sufren.

El desmán de los pirineos seguramente estuvo presente hasta hace poco tiempo. Las truchas posiblemente fueron abundantes, pero llevo años sin verlas. De mis primeras excursiones recuerdo capturar ranas pardas que identificaba como patilargas o rana ibérica, ahora me queda la duda de si la identificación era correcta. Estas tres especies comentadas están extinguidas en Braojos ¿o casi?

Los taludes visibles en la imagen de arriba son vestigios de la agricultura en bancales. Algunos están sostenidos por paredes de piedra que, en mal estado actualmente, aún sirven de refugio de fauna. Taludes similares se ven en los linares, junto al pueblo.


“El desarrollo de este tipo de construcciones aterrazadas escalonadas tiene relación directa con la falta de terrenos de cultivos llanos, estando íntimamente ligado a periodos con una alta densidad demográfica que obliga a poner en producción nuevos terrazgos en otros tiempos desechados” (Wikipedia).

En primer plano aspecto actual de los tercios, antiguas centeneras, ahora pastos, a veces no más que tomillares ralos, con rosaledas y espinos donde el suelo lo permite. Estos parajes forman parte de un Hábitat de Interés Comunitario prioritario (la normativa europea considera HIC prioritarios aquellos que están amenazados de desaparición en el territorio de la Unión Europea y cuya conservación supone una responsabilidad especial para la UE).

En su origen los tercios se sembraban cada tres años. Al perder importancia la ganadería trashumante se pasó a la práctica de año y vez. Esta agricultura de montaña se abandonó a partir de los 60 del siglo pasado, viéndose perjudicadas tanto las aves propias de estas tierras de labor como las plantas arvenses. Ahora proliferan feas alambradas para facilitar su explotación ganadera. Aun así permiten disfrutar de una buena variedad de aves.
 

Las tierras de mejor aptitud agrícola se encuentran junto al pueblo, incluso entre las mismas viviendas. Forman parte de los rodeos, que se riegan con el agua de las regueras. En estas tierras estaban los linares y las huertas. La producción de lino tuvo importancia económica en épocas pasadas. Las judías secas de Braojos llegaron a tener una cierta fama. Como se ha comentado antes y como se puede apreciar en la foto, también fueron aterrazadas.

Actualmente apenas se siembra, pero se siguen aprovechando para el ganado. En el desarrollo urbano son las primeras en ser construidas, su pérdida son parte de los daños colaterales del crecimiento. 

13 de abril de 1992

Los prados constituyen uno de los paisajes propios de Braojos. Fundamentales para el mantenimiento de los ganados en los momentos más adversos. Prados de siega y fresnos trasmochos son dos de los aprovechamientos tradicionales asociados a estos ambientes.

Cría de corzo. 

Los corzos y los jabalís han experimentado una gran recuperación de sus poblaciones serranas. En mis inicios camperos era muy raro ver a unos y otros.

Braojos es un paisaje transformado por nuestra especie en todos sus rincones, pero que se renaturaliza en cada instante, cambiante, que evoluciona. Un paisaje del que hemos tomado posesión en días no lejanos, dividiéndolo y ordenándolo, domesticándolo. Igual que se hizo con faunas y floras, también domesticamos la tierra. En efecto, por si hemos olvidado, ganados y cultivos eran floras y faunas sin dueño, y siguen siéndolo, todo sigue siendo naturaleza. Sin darnos cuenta la mariposa cruza lindes suavemente, tampoco tiene dueño, como la hormiga y el pájaro, como la lluvia que moja esta tierra y el verde que llena la panza del ganado.

Por si hemos olvidado, la naturaleza (los ecosistemas y “los servicios” que estos proporcionan), no es simplemente algo a lo que someter y explotar. Su conservación, la protección de la mariposa y la hormiga, el pájaro y la lagartija, las plantas sin dueño, el agua, el aire y el suelo, no es una extravagancia de estos tiempos modernos, es coherencia y necesidad.

©Miguel Ángel Sánchez Martín. 2020, año del SARS-CoV-2.

Por si hemos olvidado, nosotros también somos naturaleza.

Algunas referencias:

- Plan General de Braojos. Documento de Avance. 2019. Tomo I.

- Comentarios y actualidad del informe de la Junta Consultiva de Montes (Ley de 1 de mayo de 1855). ICONA, 1987.

- Diccionario de nombres vernáculos de aves. Francisco Bernis. Ed. Gredos. 1994.


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