En el norte de Madrid, en la Sierra de Guadarrama, Braojos ha sido mi mejor territorio de campeo. En una extensión de casi dos mil quinientas hectáreas se alternan praderías, fresnedas, tomillares, melojares, piornales y amplios pinares de montaña. Entre 2004 y 2008 centré mis esfuerzos en tratar de definir la distribución de las aves reproductoras dentro del término municipal, y el resultado, incompleto, muy personal y que he seguido actualizando, es lo que aquí expongo.
No son abundantes, puede que su censo no sea superior a las 15 parejas.
Los prados alrededor del pueblo, el robledal aclarado del Ejido y los pastos aledaños eran las zonas de observación habitual en los 80 y 90 del siglo pasado. Lo más que se alejaban era para acudir a los cadaveres de ganado que se dejaban junto al arroyo de la Cigüeñuela y el camino de Gascones o a otras carroñas ocasionales.
Unos pollos esperan entre unas zarzas
Del 2000 en adelante empiezo a verlas en lugares no frecuentados hasta entonces y que a día de hoy se han convertido en nuevas zonas de presencia habitual. Esto ha supuesto una pequeña expansión de la especie hacia el norte, alcanzando los 1300 metros de altitud y llegando a la Dehesa Boyal (sólo en algún punto se acercan a los 1400 m). La ampliación de su área de distribución parece continuar.
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