Curruca cabecinegra (Curruca melanocephala)

Macho. Colmenar Viejo. 18 de abril de 2017.

Hasta este siglo no conseguí verlas aquí. Que la curruca cabecinegra no estuviera en el listado de las aves de Braojos entraba dentro de lo normal, pues se trata de un pájaro de caracter mediterráneo que prefiere zonas cálidas.

Su área de distribución en la Península ha ido aumentando desde las últimas décadas del siglo pasado. Colonizó Galicia en 1983 y poco antes apareció en la cornisa cantábrica. Sin embargo, no está presente en gran parte de la meseta norte, y en Madrid, aunque actualmente está distribuida por casi toda la región, a principios de los años 80 del siglo pasado era muy escasa. De aquella década tengo citas en la Casa de Campo y una en Colmenar Viejo. Recuerdo que en los 90 eran fáciles de ver en el sur de Madrid, sobre todo fuera de la época de cría.

Hembra. El Rompido (Huelva). 11 de septiembre de 2010.

En Braojos es muy escasa. La observé criando por primera vez en 2016, a unos 1290 m de altitud, en una extensa y densa mata de arbustos. En 2017 vuelvo a verlas en plena época de cría en el mismo lugar, pero no en años siguientes. Sin embargo, en 2017 y siguientes las observo en otros puntos, en algunos de ellos en periodo reproductor. En Gascones también localicé una pareja en una zona y fecha adecuada para críar en 2018. Antes sólo la había observado una vez en Braojos, el 12 de diciembre de 2002, fue la primera cita, una hembra, seguramente una joven en dispersión, a unos 1300 m de altitud (en un día frío, con nieve por encima de los 1400 m), a la que veo varias veces en un margen de tiempo de casi dos horas, hacia el mediodía, y que en dos ocasiones acompañaba a una pareja de currucas rabilargas. Se trata de citas que corresponderían con su límite altitudinal de presencia.

El mapa es muy posible que ahora mismo no refleje su situación real, la cual podría cambiar rápidamente en el caso de que tenga éxito en su establecimiento en la zona. De hecho voy sumando observaciones en otras cuadrículas próximas, sin haber podido determinar si eran aves en dispersión o que habían establecido su territorio de cría en la zona. Por otro lado, hay que tener en cuenta que se ve muy afectada por las olas de frío, las cuales provocan fuertes descensos de sus poblaciones.

En Braojos, por ahora, aparecen en zonas arbustivas, a veces en zonas de pasto con rosales, retamas o espinos salpicados y, con más frecuencia, en zonas de orla arbustiva o matas espesas. En las regiones donde es más abundante no es una especie difícil de encontrar, no es rara en setos de parques y jardines, y en Braojos la he visto junto al pueblo. Otra cosa es poder disfrutar con su observación, pues, por lo general, se mueve oculta entre la vegetación y no es fácil de ver. El macho en celo puede cantar desde un posadero al descubierto y también realiza, como otras currucas, llamativos vuelos de canto.

En la Península es sedentaria, aunque muestra una cierta trashumancia durante el otoño y el invierno. Hasta ahora tampoco estaba registrada como invernante en esta zona de la sierra, como corresponde con una especie que evita el frío. Sin embargo mi primera cita fue en diciembre y tengo otras citas posteriores en invierno, una en febrero y otra a primeros de marzo.


18 de abril de 2017, Colmenar Viejo.
Tan pronto como el 18 de abril pueden encontrarse los primeros pollos fuera del nido, muy inseguros, colicortos y boqueras, apenas se dejan ver en el espeso zarzal, al cuidado de la madre.

Su dieta se basa en artrópodos durante todo el año, pero es muy frugívora. Consume muchos frutos carnosos, especialmente a finales de verano, en otoño y en invierno, pero también en época de cría. Se ha visto que la longitud del intestino de esta curruca y otras especies frugívoras aumenta progresivamente durante los meses de septiembre-noviembre, cuando su dieta se vuelve cada vez más frugívora, alcanzando sus valores máximos durante diciembre-febrero.

Comiendo moras. Colmenar Viejo, 20 de agosto de 2020. Macho.
 
Nuevas citas: 25-2-2023: observo una hembra.

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