Alondra Común (Alauda arvensis)

 

 Llegan pronto a sus territorios de cría de alta montaña. En su discreto plumaje llama la atención una pequeña cresta, menor que en las cogujadas y similar o algo mayor que en las totovías.

En España prefiere los pastos y matorrales de alta montaña, pero está presente incluso en zonas costeras. También aparece en cultivos de secano y páramos.

Salvo la totovía, los aláudidos no son abundantes en Braojos, y las alondras, en efecto, tampoco lo eran, pero se hacían notar con sus cantos y persecuciones primaverales, aún antes de finalizar el invierno.

A partir del 2006 obtengo una cada vez más clara escasez de citas. De 2010 es mi última observación de una alondra cantando en Braojos. Probablemente víctimas de un declive global, desde entonces no las localizo, a no ser que cruce la divisoria serrana y llegue a terrenos segovianos. Allí todavía comparten espacio con los roqueros rojos y las collalbas grises. En Braojos, en el pasado reciente estas tres especies solapaban sus territorios en varios puntos, formando parte de uno de los paisajes característico de esta sierra, los pequeños roquedos entre pastos. Ahora ni se ven alondras, ni roqueros y apenas alguna collalba.

Durante el siglo pasado era fácil observar las alondras en los tercios, a cualquier altitud, desde las zonas bajas del tercio nuevo a las más altas de las praderas (mis notas cubren desde 1988). Aparecían en la Porrilla y no faltaban en lo alto de la sierra, más abundantes que ahora. También se veían en Gascones, en los Cerrillos.

El vuelo de canto característico de los alaudidos, en las alondras tal vez sea el de mayor altura. No es raro que realicen tres puestas, con un tamaño de nidada algo menor que en el resto de pajarillos, para así acortar la fase de cría y reducir la exposición a sus numerosos depredadores: zorros, perros, jabalís, lagartos, ofidios, urracas, tejones.

Su dieta es bastante diversa, y consiste en invertebrados, semillas, brotes y hojas.

Mientras las alondras del norte de Europa realizan verdaderas migraciones hacia el sur, para invernar muchas de ellas en nuestra península, las alondras españolas realizan sobre todo desplazamientos altitudinales, abandonando las áreas de montaña. En Madrid pasan el invierno por debajo de los 800 m de altitud, por lo general, en labrantíos, barbechos y sembrados. 

En Braojos veía las últimas en agosto y las primeras en febrero. Del 16 de febrero de 2000 corresponde mi observación más temprana, dos bandos que suman unas 80 alondras, pero que podrían ser aves en paso, y del 19 de febrero de 1989 tengo una cita de aves que parecían recien llegadas a una de sus antiguas zonas de cría.

Del 20 de octubre de 1991, guardo una llamativa anotación en mi cuaderno de campo. En un día frío y ventoso, acompañado a veces de aguanieve, en las primeras horas de la mañana, desde Braojos, río arriba, pegados a las copas de los pinos, numerosos bandos de pájaros sobrevolaban el pinar hacia el puerto de Arcones. Había zorzales, pero muchas parecían alondras. A mediodía en el puerto, entre la cencellada, seguían pasando en pequeños grupos, en un desplazamiento contrario al esperado en esas fechas.

En 2021, tras sufrir a lo largo de este siglo un notable descenso de sus poblaciones y una significativa reducción de su área de distribución, ha sido incluida entre las especies amenazadas de extinción en España, apareciendo en el Libro Rojo de las Aves de España en la categoría "Vulnerable".

Para saber más: http://www.vertebradosibericos.org/aves/alaarv.html

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