Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris)

En Braojos podemos ver cuatro especies de aviones y golondrinas, todas muy emparentadas o próximas filogenéticamente pero pertenecientes a cuatro géneros diferentes. Dentro de la familia de los hirundínidos nuestras cuatro vecinas se incluyen en el grupo de las que construyen nidos de barro. Otras especies de la familia aprovechan agujeros y grietas en muy diversas localizaciones y otras anidan al fondo de túneles excavados por ellas en la tierra.

El avión roquero tiene una silueta similar a la del avión común, más robusto, con el extremo de la cola recto y de plumaje pardo. Poco sociable, a diferencia del común, puede formar pequeñas colonias pero habitualmente se ven parejas solitarias. Es una especie propia de riscos y cantiles, a cualquier altura, asociados muchas veces a ríos y arroyos, que también se ha ido acostumbrando a criar en entornos urbanos. Su nido es similar al de las golondrinas comunes.
En Braojos aparecen a lo largo de la vía, junto a túneles y puentes, pero su censo tal vez no supere 1-2 parejas. Son más abundantes en otros términos municipales próximos, a lo largo de la vía y el río Madarquillos, en grandes roquedos de cumbres y en los embalses. En época de cría son francamente hostiles ante cualquier visitante, sean pajarillos, rapaces o humanos, siendo llamativa su osadía.

En España son casi sedentarios. Las aves del interior de la península acuden a zonas más bajas, valles abrigados o zonas costeras a pasar el invierno. El resto de aves europeas cruzan al norte de África y algunas incluso más lejos. Aunque en algunas zonas de Madrid se pueden ver en invierno, aquí en Braojos no los veremos hasta marzo (primeras observaciones en 4-3-2016 y 5-3-2021).

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