Lavandera blanca (Motacilla alba)


Sin duda se trata de un pájaro muy popular, más que por su aspecto por su conducta y su relación con las actividades humanas tradicionales. Vistosa y relativamente confiada, es también un pájaro urbano. Su número aumenta en invierno, de ahí su nombre de pajarita de las nieves, pues recibimos muchas aves del norte. Las lavanderas ibéricas sin embargo son sedentarias.

Aparece en terrenos despejados y cerca de cursos de agua y zonas encharcadas. En invierno y durante sus desplazamientos migratorios puede verse en grupos, al igual que las boyeras (ambas son habituales siguiendo los tractores mientras aran), y forman grandes dormideros invernales en entornos urbanos. En época de cría, sin embargo, cada pareja defiende un territorio.
En Braojos son muy escasas en periodo reproductor, pero al criar alrededor del pueblo y de instalaciones ganaderas no pasan desapercibidas, aunque pienso que posiblemente no lleguen ni a 10 parejas.

Se pueden ver todo el año (curiosamente no he encontrado citas en agosto). Fuera de la época de cría, en momentos puntuales pueden ser más abundantes por la llegada de aves foráneas, especialmente en las fechas de paso migratorio (octubre y noviembre en otoño y de vuelta en marzo). Es posible que las aves residentes abandonen el pueblo en las épocas más desfavorables, aunque tal vez sus desplazamientos no las lleven muy lejos. Contrastando con la casi carencia de observaciones en agosto llama la atención que ese mes se puedan ver en buen número en el reculaje del embalse de Puentes Viejas, por ejemplo.

 
Son habituales entre el ganado.

Se alimentan de insectos e invertebrados terrestres y acuáticos.

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