Actualmente es el único integrante del género Erithacus, a pesar de su parecido con algunas especies africanas de la familia muscicapidae y sobre todo con el ruiseñor japonés (Larvivora akahige, hasta hace poco incluido en el género Luscinia y antes en el género Erithacus)
Muy territorial, el macho canta casi todos los meses del año y la hembra también lo hace fuera de la época de cría, cuando no están emparejadas.
Es un pájaro forestal, pero muy adaptable, que ocupa también setos y jardines, especialmente en invierno. Al preferir lugares de mayor precipitación y humedad, en Madrid es una especie más propia de la sierra.
Lo habitual es que anide en el suelo, pero construyen los nidos en los lugares más variados e inesperados. Pueden llegar a las tres puestas al año. Sus poblaciones parecen en aumento favorecido por su capacidad de ocupar zonas ajardinadas y por la mayor extensión de superficie forestal actual.
Se alimenta de pequeños invertebrados, multitud de insectos, pero desde el verano consume mucha fruta y frutos, incluso semillas y bellotas (restos troceados previamente por otras especies) en el invierno. También en lo que concierne a su alimentación se muestra como un pájaro inteligente y oportunista, acude a comederos o vigila el avance de otras especies, que van dejando sus pequeñas presas al descubierto, incluidos nosotros, pues presta mucha atención al trabajo de jardineros y hortelanos que remueven la tierra.
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